5 detalles más abrumadores que quedaron fuera de “Ted Bundy: Durmiendo con el Asesino”

El asesino serial más infame de Estados Unidos tiene nueva película con Zac Efron y Lily Collins.

Ted Bundy es, sin lugar a dudas, el american psycho killer por antonomasia. El asesino serial más infame de los Estados Unidos era la encarnación de una dicotomía irreconciliable para sus jueces en particular y la opinión pública estadounidense en general: el apuesto y brillante abogado por fuera; y el monstruo psicótico por dentro.

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Es quizá por eso que las fechorías de Bundy -esta realidad indómita de que la bestia puede habitar hasta en el hermoso extraño que precisa ayuda para cargar sus compras en el coche, de que el peligro acecha siempre en el otro- inspiraron a cantidad de psychos de la pantalla chica y grande.

Ted Bundy: Durmiendo con el Asesino es la última de la lista… Pero así y todo no logra capturar todo el sadismo de una de las figuras más imponentes de la cultura popular.

Treinta homicidios, siete estados, un hombre: los números que rodean la vida de Ted Bundy, que asesinó a un número seguramente más elevado de mujeres entre 1974 y 1978, impresionan.

Y es ese sacudón el que intenta capturar Extremely Wicked, Shockingly Evil, and Viled es de una mirada cinematográficamente inexplorada: la de Liz Kendall, la american sweetheart y novia de larga data de Bundy.

Interpretada en la cinta por Lily Collins, Liz -manipulada por Ted y cegada por su amor por él- se negó a creer la verdad durante años. Y la historia no le pifia demasiado: es que la mismísima Elizabeth escribió una memoria llamada The Phantom Prince: My Life With Ted Bundy sobre la que se basa la película.

El guión de Michael Werwie capta bastante bien el espíritu de la biografía -que dejó de publicarse en 1988- y le acierta en cantidad de cosas: desde cómo Kendall y Bundy se conocieron en un bar en Seattle hasta cómo discutían su boda cuando Ted estaba en plena razia asesina.

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Y si bien eso funciona muy bien en la cinta, lo cierto es que la realidad supera a la ficción y hay bastantes cosas que Durmiendo con el Enemigo no capta del todo bien y que diverge de la historia real. Y en Fandango te contamos qué quedó afuera.

NO: NO HAY ATERRADORAS RECREACIONES DE SUS CRÍMENES

Quizá una de las perspectivas narrativas más novedosas que toma Extremely Wicked es la de, a diferencia de otras cintas sobre asesinos seriales, no ahondar en los crímenes y homicidios. De hecho, estamos ante un docudrama en donde lo primordial es lo vincular y la manera en la que se relacionan los personajes. Como Durmiendo con el Asesino está narrada desde la mirada de Liz y, por ende, muy en las antípodas de la compulsión criminal de Bundy. En efecto, la cinta lo visibiliza y normaliza y estamos francamente ante una verdadera humanización de uno de los más horrorosos asesinos seriales de la historia. De alguna manera, la mirada nos fuerza a nosotros mismos hasta a mirar a Ted como lo haría una novia… Lo que sólo hace que la revelación final sea aún más perturbadora.

LIZ EMPEZÓ A SOSPECHAR DE TED BASTANTE ANTES DE LLAMAR A LA POLICÍA

Como muestra Extremely Wicked, Washington fue escenario de una serie de secuestros sin resolver hacia mediados de 1974… Y según publicó el Seattle Times, el sospechoso (a quien llamaron “Ted”) era físicamente parecidísimo a su novio y -oh, casualidad- también conducía un Volkswagen. Como si fuera poco, uno de los informes de prensa detalló que el sospechoso había golpeado con una muleta a una víctima para dejarla inconsciente… ¿Y qué encontró Kendall en casa de Ted? Pues, un par de muletas.

Fue esta evidencia la que la llevó a llamar a la policía en 1974, según explicó en sus memorias… Excepto que mientras contaba sus sospechas al teléfono, perdió el valor y colgó. Sólo al mes siguiente, cuando los secuestros comenzaron a suceder en Utah tan pronto como Bundy se mudó a Salt Lake City, Kendall volvió a llamar a la policía. De hecho, las fuerzas locales dijeron que ya habían eliminado a Bundy de la lista, pero Kendall continuó pensando en las pistas que apuntaban su participación. De hecho, había bastantes cosas que no cuadraban: desde la palanca que tomó de su casa, pasando por el hacha debajo del asiento del pasajero de su coche, hasta el molde de yeso que encontró en la mesa de noche de Bundy (que sin dudas, explicaría muy bien su modus operandi).

En la película, no obstante, Kendall cree en Bundy hasta el último momento. Eso fue una decisión consciente del director Joe Berlinger.

“Quiero que crean en la relación entre Zac y Lily para que al final de la película cuando finalmente lo responsabilice, la audiencia también sienta el mismo nivel de disgusto que ella siente. Casi durante la primera mitad de la película, nos arrullamos a una sensación de que, bueno, tal vez no sea tan malo. Quiero que la gente se sienta asqueada al final y creo que habría sido imposible hacerlo si, en los primeros 10 o 15 minutos, encuentra un cuchillo en la guantera ”

HACKSAW

Pues, si ya viste la cinta, no te estamos spoileando nada. Y si no, seguramente podrías detenerte aquí: esta es seguramente la escena más importante de la cinta. Durante la escena final de Durmiendo con el Enemigo, Bundy y Kloepfer se encuentran cara a cara en la prisión estatal de Florida, donde Liz presiona al asesino convicto para que admita sus crímenes.

Allí, le pregunta qué hizo con la cabeza decapitada de una víctima mientras le muestra una fotografía que le dieron los investigadores. “Necesitas liberarme, Ted. Dime qué ocurrió con su cabeza”, le pregunta… Y Efron, en la piel de Bundy, escribe la palabra “Hacksaw” en el vidrio. Es bastante claro que le había cortado la cabeza con una sierra para metales. Lo peor es que el caso real es bastante más truculento.

Esta escena sin dudas es una referencia a Donna Mason y es desafortunadamente cierto que Bundy la decapitó (algo que había hecho con otras doce víctimas). Pero (y lo siento, porque esto está a punto de ponerse aún más horrible) Bundy quemó su cabeza en la chimenea de Liz. La confesión vino del mismo Bundy a un detective llamado Robert D. Keppel mientras admitía sus crímenes… Pero no se mencionó una sierra para metales. Para citar: “De todas las cosas que le hice a [Elizabeth], esta es probablemente la razón por la que es menos probable que me perdone. Pobre Liz”, declaró.

LA ADMISIÓN DE CULPABILIDAD

Lo dijo el propio Berlinger: la única parte de la película con la que se tomó libertades artísticas significativas fue la circunstancia de la "confesión" de Bundy a Kendall. Es que, de hecho, la confesión fue bastante más ambigua y por vía telefónica.

“No tengo una doble personalidad. No tengo apagones. Recuerdo todo lo que he hecho ", explica la memoria de Kendall. "La fuerza simplemente me consumía. Como una noche, estaba caminando por el campus y seguí a la chica de la sororidad. No quería seguirla ... Traté de no hacerlo, pero lo hice de todos modos”, prosigue. "Tengo una enfermedad", continuó. "Una enfermedad como tu alcoholismo ... no puedes tomar otro trago y con mi ... enfermedad ... hay algo ... que simplemente no puedo tener ... y lo sé ahora. Hay algo malo conmigo. No puedo contenerlo. Era demasiado fuerte”, le habría dicho a Kendall… Pero no admitió los asesinatos directamente en ninguna ocasión.

CAROLE ANN, TED Y ROSE

Ya nos lo mostró Durmiendo con el Aseino: Carole Ann Boone (Kaya Scodelario) y Bundy se conocieron en 1974 y era una relación inofensiva en la oficina del Departamento de Servicios de Emergencia en Olympia, Washington. Pero estando Ted en prisión, su relación se profundizó y vimos el alcance que tuvo su lealtad mientras lo defendía a capa y espada en sus juicios.

De hecho, Boone y Bundy se casaron… Y si bien en Durmiendo con el Asesino ya nos parece bastante rarísimo que le haya pedido matrimonio mientras él mismo (en su papel de abogado) la interrogaba en el estrado de los testigos en la sala del tribunal de Cowart. Si bien todo esto es cierto, el matrimonio ocurrió durante su la fase de la sentencia en su juicio de 1980 en Florida por el asesinato de Kimberly Leach, de 12 años (de acuerdo a las leyes de Florida, un reo puede casarse en tanto un juez sea testigo del contrato). Así que sí, efectivamente estaba bastante cerca de la realidad.

Eso quiere decir que el embarazo de Carole, que en la cinta ocurre durante el juicio, pasa bastante más adelante en la vida real… De hecho, dos años después de que fuera sentenciado a morir. "Elembarazo de Carole Ann en realidad ocurrió después de que él estuviera en el corredor de la muerte. Continuaron teniendo visitas conyugales, ya sabes, visitas conyugales sobornadas, pero también tuvieron visitas conyugales mientras se realizaba el juicio”, dijo Berlinger. Rose nació mientras esperaba la silla eléctrica y cuatro años después (tres antes de la ejecución de 1989), Boone se divorció y jamás volvió a verlo.

BUNDY INTENTÓ MATAR A LIZ

En toda justicia, esta es una escena que quedó en el piso de la sala de edición. Después de que Kendall le pidiera un acuse de culpabilidad, le pregunta a Bundy si alguna vez intentó matarla. Entonces, Bundy admite que una vez cerró la compuerta en la casa de Kendall mientras ella dormía para que el humo no pudiera subir por la chimenea, y se fue después de poner una toalla debajo de la puerta para que el humo no escapara. Sus planes de envenenamiento por monóxido de carbono no funcionaron: según cuenta en sus memorias, Kendall escribe que recuerda haber despertado tosiendo después de una noche de beber.

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